Autora: Katia Cruz

          Hoy día, una de las mayores preocupaciones que existe en Puerto Rico y en el mundo entero, es el futuro de la juventud. Constantemente se les recuerda a los jóvenes que el futuro está en sus manos y que por tal razón deben de ser más cuidadosos a la hora de tomar decisiones. Sin embargo, la toma de decisiones efectiva se ha visto afectada por la forma en que se está llevando a cabo el proceso de socialización de estos jóvenes. Los sistemas sociales, como la familia, los medios de comunicación y la educación, al no ejerce su rolo correctamente influencian de forma negativa al joven. Haciendo hinca pie en los medios de comunicación, la era tecnológica, a pesar de proveernos avances tecnológicos que han logrado mejorar ciertos aspectos de la sociedad, no ha podido satisfacer las necesidades ni exigencias de la juventud. En otras palabras, este auge tecnológico ha afectado el proceso de socialización de nuestra juventud.

          Para que el desarrollo de la personalidad de un joven sea eficaz, este no puede optar por enajenarse de su entorno social. Sin embargo, esto es lo que está ocurriendo actualmente. Podemos deducir que el abuso de la tecnología, por ejemplo Internet, es una de las principales causas que ha descarrilado a la juventud de esta generación. Al convertir adicto, de cualquiera de estos medios de comunicación, al joven, este va poco a poco enajenándose de su entorno social. Como efecto, generación tras generación la juventud se ha ido descarrilando más y más. Nuestras generaciones pasadas tampoco han servido de gran ejemplo, sino que han contribuido negativamente a la decadencia de la generación en la cual vivimos hoy día. Según José Enrique Rodo, autor de la novela Ariel, “el honor de cada generación humana exige que ella se conquiste, por la perseverante actividad de su pensamiento, por el esfuerzo propio, su fe en determinada manifestación del ideal y su puesto en la evolución de las ideas”. Este pensamiento es la clave de una verdadera generación triunfante, pero por desgracia, la juventud de hoy día no ha madurado lo suficiente para desarrollar una identidad propia que los ayude a sostenerse y triunfar.  Ahora bien, debemos de comprender que vivimos, en el caso de Puerto Rico, en una isla donde la deserción escolar, violencia doméstica y delincuencia juvenil está constantemente aumentando estadísticamente. Esto también afecta fuertemente a la juventud de hoy día, ya que su entorno social no es el más adecuado para llevar a cabo un proceso de socialización efectivo.

           Por otra parte, el auge que ha tenido el mundo de las drogas ha acelerado la desviación social, mental y emocional de los jóvenes. Al verse afectados los sistemas sociales que constituyen a una sociedad, gran parte de la juventud ha optado por refugiarse en las drogas. La economía, el rechazo familiar y los problemas interpersonales contribuyen a que el joven escoja el camino incorrecto, pero satisfactorio para él. Al igual que el futuro del mundo depende de la juventud, la juventud depende del pasado y del presente para instruirse correctamente y poder ejerce su rol como futuros profesionales.

          En conclusión, como joven perteneciente a la generación actual, le exhorto a la juventud de esta generación a hacer la diferencia. Que siempre permanezcan firmes y fuertes, evitando que esas ganas de triunfar se agoten. Sigan trazando nuevas metas y mirando siempre hacia adelante. Recuerden que según Napoleón Bonaparte “cada hora de tiempo perdido en la juventud es una posibilidad más de desgracia en la adultez”, por tal razón debemos saber manejar el tiempo y evitar tomar decisiones sin antes primero haber considerado las posibles consecuencias. No debemos de apresurarnos, sino dejar que las cosas tomen su propio rumbo, eventualmente estas caerán en tiempo. El futuro de nuestro planeta depende de nosotros, así que, juventud a trabajar con esmero y dedicación.